jueves, 14 de mayo de 2020

¿QUÉ NOS ENSEÑA LA PANDEMIA MUNDIAL? (1)


Pandemia (etim.): Unión de toda la población.  
(Med.): Enfermedad que afecta a un gran número
de países o habitantes. 




    PODEMOS DESAPARECER DEL PLANETA MÁS FÁCILMENTE DE LO QUE PENSAMOS

Lo principal y quizás más evidente que podemos aprender de la actual pandemia mundial es nuestra tremenda fragilidad como especie. Nuestra fragilidad como individuos ya la conocíamos, aunque tenemos una marcada tendencia a ignorarla. Sabemos que podemos morir en cualquier momento, no solo por vejez las personas de edad avanzada (de manera, digamos, «natural»: por fallo multiorgánico o desgaste general del organismo), sino de forma inesperada y a cualquier edad, por enfermedad, por algún problema congénito, por accidente… No obstante, no solemos pensar en ello, quizás en parte porque estamos acostumbrados a ver como la vida sigue fluyendo a nuestro alrededor, impertérrita ante la desaparición inevitable, pero ocasional y espaciada, de individuos que a la larga son reemplazados por otros, subsistiendo en el tiempo y en el espacio las comunidades, proyectos e instituciones. En cambio, la irrupción de una pandemia de consecuencias mortales es algo muy distinto. Sucumben muchos, en gran número, en espacios próximos y en intervalos muy cortos, poniendo en peligro la supervivencia de todo, incluidas las estructuras sociales que, de pronto recordamos, están hechas de individuos.

La humanidad ha conocido pandemias con anterioridad, algunas no hace mucho tiempo, y algunas también mortales. Pero en su mayoría han estado circunscritas a determinados países o regiones, o a ciertos grupos poblacionales. La peor y la más extensa de las que se tiene noticia, que no respetó espacios ni grupos humanos, mató en el siglo XIV a unas 100 millones de personas, uno de cada tres habitantes de Asia, Europa y África (en algunas ciudades, como Florencia, solo sobrevivió una de cada cinco personas). Fue la temida peste negra de la Edad Media. Pero eso es el pasado. Está en los libros de historia, y en internet, para quien quiera saberlo. En una época en la que, juzgando por nuestros parámetros actuales, se desconocía casi todo, y se ignoraba cómo combatir el mal, la gente recurría a remedios caseros ineficaces. Quemaba los cadáveres amontonados en las calles. Rezaba, impotente. Huía de las poblaciones diezmadas, sin saber y sin tener adónde ir. Hoy, además de internet, que lleva información instantánea a todos los lugares del planeta donde haya líneas telefónicas o recepción por satélite, contamos con adelantos médicos, científicos y tecnológicos como nunca antes en la historia. Y desde el último cuarto del siglo pasado el mundo no había conocido ninguna pandemia de proporciones globales. Así que esta nos cogió por sorpresa.


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