miércoles, 20 de mayo de 2020

¿QUÉ NOS ENSEÑA LA PANDEMIA MUNDIAL? (4)




PODEMOS DESAPARECER MÁS RÁPIDO DE LO QUE IMAGINAMOS

La primera lección que deberíamos aprender de la actual pandemia mundial es que nuestra vida en el planeta no está garantizada, por más que la subsistencia de comunidades y culturas, nuestra historia como especie y nuestra limitada perspectiva nos hagan suponerlo. Es difícil poner fechas exactas, pero nuestros 5000 años de historia escrita, los aproximadamente 200 000 años de existencia del moderno homo sapiens (según los estudios más recientes) y unos dos millones de años de evolución de la especie homo pueden parecer muchísimo tiempo desde la perspectiva de la duración de la vida humana que, gracias a los avances de la medicina y los sistemas de prevención de la salud, en los países de tecnología más avanzada empieza a rozar los 100 años. Pero, desde una perspectiva evolutiva, la Tierra es en realidad… el planeta de los dinosaurios. Las cifras de nuestra genealogía son nada frente al largo tiempo que esos sorprendentes animales anduvieron a sus anchas por agua, aire y tierra. Los dinosaurios duraron no diez, ni cien, ni mil…, ni tampoco un millón de años (lo que ya habría sido cinco veces más que nosotros)…, sino 160 millones de años. Tomando como referencia la mencionada duración del homo sapiens, ese lapso de tiempo es, no cinco veces, sino ochocientas veces el de toda nuestra existencia desde los inicios más remotos de la prehistoria. A una escala más accesible a nuestra percepción temporal, es como comparar una hora (pongamos, por ejemplo, de ejercicio físico, o la duración de un programa de televisión) con 800 horas (33 días y 8 horas más, que es lo que duraría el programa o el tiempo que deberíamos estar haciendo ejercicio sin parar) o, en otra analogía, como el grosor de una hoja de papel (o, si se quiere, el valor de un billete) frente al de un paquete de 800 hojas (o un fajo, o varios, de 800 billetes). Para subsistir durante tan largo tiempo, no cabe duda de que los dinosaurios fueron una especie muy bien adaptada a la vida en el planeta. Y, sin embargo, un acontecimiento inesperado —la caída de un meteorito, que ocasionó una catástrofe climática global— acabó con ellos por completo en un lapso que se calcula de solo escasas horas, a lo sumo unos pocos días.



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